Para esta entrada del blog ¡viajamos desde México a
Turquía!
Durante mi primaria y
escuela media (1975-1985) hubo caos político en el país. Había eventos
políticos por todo el país y si los padres estaban involucrados, intentaban que
sus hijos leyeran los libros políticos escritos por el grupo ideológico con el
cual concordaban. Yo fui una de las víctimas de estos eventos ya que me
forzaron a leer algunos de estos libros y el resultado fue que los libros me
asustaban. Me habían dado algunos libros
muy difíciles que tenía que leer y explicar, pero yo no entendía nada de lo que
estaba leyendo. Imaginen un libro de como 500 páginas con términos políticos
(…) delante de un niño en quinto año de primaria (…) odiaba a los libros (…)
Comencé a amar la lectura cuando me hice maestro. Les leía libros para niños a
los niños. Conocí los libros para niños cuando me hice maestro, no leía libros infantiles cuando era un niño.
Fue hasta entonces que surgió mi amor por la lectura y los libros.
Creo que estas memorias sobre la lectura, escritas por
un director de escuela, representan una breve síntesis de la historia de la
lectura en Turquía en la segunda mitad del siglo 20. Entre 1950 y 1960, la
política tuvo un efecto significativo en los hábitos y preferencias lectoras de
los niños y jóvenes. Además, existían muy pocos autores que escribían para
niños y jóvenes y muy pocas traducciones de literatura infantil y juvenil de
otros países. La actitud didáctica de los autores fue un factor clave en estas
historias.
A principios del siglo 21, a pesar de que el nivel de
alfabetismo era alto (92.9%), sólo el 4% de la población decía que leían libros
como parte de su vida diaria. La pobreza y el conflicto han sido otras razones
que explican este bajo nivel de lectura. Casi la mitad de los niños turcos
tienen que trabajar además de ir a la escuela. En la región del éste de Turquía,
ha habido conflicto desde 1990 debido a una compleja situación étnica y
política, y los niños kurdos en particular han estado viviendo bajo condiciones
difíciles (Robinson, 2010; Yegen, 2006). Muchos de ellos tienen que trabajar en la
agricultura durante el verano, en distintas partes del país. Además, casi la
mitad de los trabajadores en Turquía gana el salario mínimo: 949 TL
(aproximadamente 360 dólares) (CSGB, 2015) y es casi imposible usar este dinero
para comprar libros ya que apenas alcanza para las necesidades básicas de una
familia. Además, como me lo explicó Isfendiyar, de 17 años y uno de los alumnos
en mi proyecto, los libros son costosos.
Hasta ahora he mencionado algunos de los complejos aspectos relacionados
con el contexto en Turquía que han tenido un impacto negativo en los hábitos
lectores de niños y jóvenes. Sin embargo, por el lado positivo, desde el 2003
ha habido varias campañas de lectura locales y naciones que han resultado en un
incremento notable en el nivel de lectura de los jóvenes. En 2005, la
Secretaría de Educación en Turquía preparó una lista de “100 obras básicas”
para primaria y secundaria que los alumnos tenían que leer antes de terminar su
curso (Cotukkesen, 2007). El expresidente, Abdullah Gul y su esposa Hayrunnisa
Gul lanzaron la campaña “Turquía está leyendo” en 2008 que promovió la
conciencia sobre la lectura a través de eventos alrededor de la lectura. En las
escuelas, todos los días debían comenzar con 10 minutos de lectura. En uno de
los eventos fuera de las escuelas, gente de todas edades leyeron en los
estadios en diferente partes del país para crear conciencia a nivel nacional y
esto tuvo un impacto tanto sobre los jóvenes como sobre los adultos (Gobierno
de Istanbul, 2008, Kılıc, sin fecha). Como
resultado, entre 2008 y 2013, el porcentaje de lectura subió de 4% a 6.8% y el nivel de alfabetización de 92.9% a 96% (Unal, 2013, TUIK, 2013).
A pesar de que los problemas económicos han
limitado el mercado de libros en Turquía, ha habido un incremento notable en la
oferta de libros para niños y jóvenes tanto de autores turcos como del resto
del mundo. Esto ha ocasionado una aceleración positiva en los niveles de
lectura de los niños y los jóvenes. En particular, la traducción de libros
populares para jóvenes ha han abierto un nuevo campo de lectura en el país,
dado que hay pocos autores turcos que escriben para esta edad o quizá, porque
los autores que escriben para jóvenes “no son tan buenos como los autores
extranjeros”, una opinión expresada por “Tess”, otra joven que participó en mi
proyecto (su apodo se debe a que es fan de Tess Gerritsen).
En cuanto a mi propio proyecto, me interesan las
preferencias lectoras de los jóvenes en Turquía y en los efectos de su
selección. Estoy en el proceso de llevar a cabo encuestas, entrevistas y
actividades alrededor de la lectura con lectores en el segundo año se
secundaria en la provincia de Adana, en el sur del país. Entre las actividades,
les ofrezco a los participantes una lista de libros clásicos, tanto turcos como
del resto del mundo, y también obras populares contemporáneas. Ellos escogen
una obra y la leen. Si quieren leer cualquier otro libro, aunque no esté
incluido en la lista, también pueden hacerlo. Identifican el capítulo que más
les gusto y explican por qué, luego, los otros participantes leen el capítulo y
todos lo comentan. Durante estas sesiones, un total de 10 libros se comentarán
entre dos grupos de cinco alumnos cada uno.
Hasta ahora, según los resultados de mi encuesta,
235 de 294 alumnos han indicado que tienen un libro favorito y 74 de ellos son
libros turcos mientras que 220 son libros de otros países. Es interesante notar
también que entre los que indicaron un libro turco como su favorito, hay una
preferencia por temas realistas, mientras que los que prefieren obras populares
fantásticas, como Los juegos del hambre,
Sherlock Holmes y Divergente. Notaron que las series de Harry Potter y Crepúsculo fueron de sus favoritos en su infancia y les abrieron la
puerta hacia otras historias fantásticas.
Para concluir este breve recuento sobre la lectura
de los jóvenes en Turquía, a pesar de que hay algunos factores que mantienen un
impacto negativo sobre el nivel de lectura de los adolescentes en este país, la
nueva variedad en la oferta que incluye libros traducidos, está contribuyendo a
combatir ese impacto. Podemos esperar que siga incrementando el nivel de
lectura a la par que los autores y editores turcos aumenten también su
producción para niños y jóvenes de manera que pueda haber una selección más
amplia de donde escoger y, como dijo el director al principio de este texto,
puedan aprender a amar la lectura.Osman Coban
Bibliografía
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Robinson, A. (2010). Meltem's Journey: A Refugee Diary. Frances Lincoln ltd.
The Governorship of Istanbul, (n.d.)
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Unal, (2013), Konusan Kitap Okumayı
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Yegen, M. (2006). Müstakbel-Türk'ten Sözde-Vatandaşa:
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