viernes, 10 de junio de 2016

Leer por placer en El Líbano: algunas percepciones a partir de conversaciones con adolescentes


 
Puerto de Byblos, El Líbano (fuente: http://www.aaa-arch.com)

Viajamos de Cataluña hacia El Líbano en esta nueva entrada que también surge de una tesis doctoral. Nayla resume algunas de sus observaciones y, más importante, reflexiona sobre lo la lectura significa para los jóvenes que viven en situaciones de inseguridad, un tema que ya hemos resaltado en nuestra investigación en México y que, desafortunadamente, es relevante en tantos países alrededor del mundo. Una vez más, notamos que cualquier estudio sobre la lectura o prácticas relacionadas se enriquece con las voces de los jóvenes y sus reflexiones sobre el impacto de los contextos sociales y políticos, históricos y contemporáneos sobre estas prácticas.
 
Nayla Aramouni creció en El Líbano, donde realizó sus estudios de licenciatura en Educación en la Universidad Americana de Beirut. Pasó los primeros años de su carrera allí, trabajando para promover la lectura como profesora, administradora de una librería especializada en educación, y en una empresa dedicada a educación. En el 2008 viajó al Reino Unido y realizó el Máster en Filosofía en Literatura Infantil y el Doctorado en Educación en la Universidad de Cambridge. Actualmente, es coordinadora de programas y administradora de fondos en una organización internacional sin fines de lucro en Cambridge, Reino Unido, y continua dedicando su tiempo a los adolescentes y sus lecturas.


Hace algunos años comencé mis estudios de doctorado, en el cual investigué las actitudes hacia la lectura de los jóvenes en El Líbano. Esta no fue una decisión arbitraria. En primer lugar, yo nací y me crié en El Líbano y, mientras crecía (y después ya de adulta), frecuentemente me sorprendía con la cantidad de personas que manifestaban su amor por la lectura, pero cuán poca gente realmente leía. Rara vez vi a alguien leyendo. No en cafés, no en la sala de espera del doctor, no en los parques, ni en el salón de profesores, o en ningún espacio público. Aún así, leer está valorado socialmente y es una actividad que se considera prestigiosa. Tanto las participantes de concursos de bellezas como en los CV las personas dicen leer como pasatiempo.

El Líbano es un precioso y misterioso país, con mucho que ofrecer. Sin embargo, también es inestable y complejo. Rara vez se encontrará con información sobre el país que no mencione su guerra civil de 15 años, de la cual aún pueden observarse los efectos. Años de inestabilidad han creado lo que los libaneses llaman “La Situación”, un término usado para hacer referencia a todos los problemas que ocurren dentro El Líbano, y que afectan todos los aspectos de la vida del libanés  - incluso, como descubrí, la lectura de los jóvenes.

 


Vista de Beirut, fotografía tomada cerca de mi hogar en Brummana (crédito de la foto: mi cuñada, Stacy).
 
 
“La Costanera”, Beirut, El Líbano (fuente: www. http://www.beirut.com/l/25110)

Mi investigación comenzó con las definiciones de algunos términos, como “lectura por placer”. Quería que mi investigación se enfocara en la lectura que se realiza mayormente por placer. No importaba qué se leyera, siempre y cuando el motivo de la lectura fuera placer. Por ejemplo, excluí de mi estudio actividades tales como leer una reseña en línea sobre audífonos para un teléfono móvil que el lector estaba considerando comprar. Asimismo, textos como “back-stories” o las historias que aparecen en los videojuegos no fueron consideradas, ya que estas son leídas a medida que se avanza en el juego. Mi estudio se basó en teorías sobre la adquisición de actitudes hacia la lectura y motivación, cultura de la lectura, desarrollo lector y respuesta lectora.  El estudio también da cuenta sobre los vacíos que identifiqué en la literatura que aborda la lectura en Medio Oriente y en El Líbano.

El estudio se realizó en dos escuelas privadas, laicas y mixtas que cuentan con bibliotecas y usan el inglés como idioma de enseñanza. Mis participantes se encontraban en el último año de escolaridad y fueron seleccionados según sus respuestas a un cuestionario que distribuí entre los estudiantes de ese mismo nivel. Realicé entrevistas individuales semi-estructuradas con cada uno de ellos y después conduje entrevistas en grupos pequeños con aquellos estudiantes que querían y podían participar.

Mi primer hallazgo fue bueno. Cada uno de mis participantes, sin importar cuán inflexible fuera su rechazo a la lectura y declarara que nunca leía, tuvo al menos un libro que describió con los ojos brillantes y sonrisas. Todos tuvieron una experiencia positiva con la lectura. Sin embargo, esto no fue suficiente para crear el hábito de leer en la mayoría de los participantes.

Cuando les pregunté qué les gustaba leer, los entrevistados parecían tener los mismos gustos que los adolescentes de todo el mundo: Harry Potter, Twilight, Agatha Christie. Un hallazgo sorprendente entre quienes declaraban no disfrutar la lectura fueron los libros de filosofía, con El mundo de Sofía posicionándose como favorito más frecuentemente que, por ejemplo, Harry Potter.

De todas maneras, las razones por las cuales los estudiantes disfrutan estos libros parece ser diferente a las razones que adolescentes de otras partes del mundo podrían dar. Ellos leen ficción occidental porque es diferente a su propia realidad. Tienden a evitar cualquier obra que no haya surgido de Europa o América, porque sienten que los temas más recurrentes en la literatura nacional se relacionan con la guerra y el sufrimiento. De acuerdo con varios de los participantes, gracias a “La Situación”, la mayor parte de los lectores en El Líbano prefieren no leer nada que profundice temas que son considerados “violentos”, “terribles” o “deprimentes”.  Al parecer, la ansiedad relacionada con “La Situación” también juega un papel en limitar la cantidad de lecturas, incluso entre aquellos estudiantes que tienen actitudes positivas frente a la lectura. Aún con un fácil acceso a libros, e incluso para estudiantes motivados a leer, el número de libros leídos es relativamente bajo y sobreestimado por los mismos lectores. Aunque los estudiantes con una actitud positiva frente a la lectura son lectores entusiastas que leen bastante, el número de libros leídos es mucho más bajo que la cantidad de libros leídos por lectores entusiastas de otras partes del mundo (por ejemplo, en el Reino Unido, Estados Unidos, y Sudáfrica). También descubrí que las bibliotecas eran utilizadas ocasionalmente para obtener material de lectura. Los libros son usualmente comprados en una de las dos librerías, o, si éstos eran muy difíciles de encontrar o costosos, descargados ilegalmente.

 

 
 

Una sucursal de la librería Antoine, una de las dos librerías frecuentadas por los participantes.  Durante (arriba) y después (abajo) de la guerra civil (fuente: : http://bibliobs.nouvelobs.com/la-tendance-de-jerome-garcin/20120531.OBS7164/saint-beyrouth-des-pres.html)

En cuanto a cómo las lecturas son asignadas en la escuela, está claro que ser “obligados” a leer, como los participantes lo describen, tiene sus ventajas cuando a los estudiantes se les da a elegir una opción de lectura entre una amplia variedad de libros.  Esto fue particularmente destacable en aquellos que declaraban tener una actitud neutral o negativa hacia la lectura (como identificó el cuestionario realizado antes de la entrevista), para quienes se aseguró que la lectura se realizara en periodos largos y lo suficientemente frecuentes como para alcanzar un nivel profundo de compromiso con la misma. En la primera escuela con la que trabajé, les pidieron a los estudiantes leer dos libros durante el verano, mientras que en la segunda escuela a los estudiantes se les dio una lista, con varias opciones, de la cual elegir dos libros para leer. Los alumnos del segundo grupo, que tuvieron que leer obligatoriamente pero que tuvieron alguna elección sobre qué leer, admitieron que se habían involucrado con la lectura y que habían disfrutado de al menos un libro en ese año de lectura “obligatoria”. Por otro lado, todos los estudiantes en el otro grupo, a los que no les dieron a elegir qué libro leer, sintieron que esta falta de elección los hizo “odiar la lectura”.

Frank Smith (1988) propone la metáfora de un Club de Alfabetización, que explica la creencia de que aprendemos a leer y a disfrutar de la lectura al “unirnos al club” de personas a las cuales creemos parecernos. Lo que yo encontré, sin embargo, es que hay diferentes tipos de Clubes de Alfabetización, cada uno con su propia cultura y reglas de pertenencia. Uno de ellos parece ser un club de alfabetización que es inclusivo, en el sentido que la mayoría de los estudiantes de una escuela tiene interés en leer y, comúnmente,  recomiendan y participan en discusiones en torno a libros. No hubo una distinción marcada entre quienes les gusta leer y a aquellos que no.  El otro club siente menos respeto y admiración por sus profesores y compañeros como lectores, y hubo una gran diferencia entre aquellos que leen y aquellos que no. Aquellos que se consideraban lectores se veían a sí mismos, y eran vistos por otros, como parte de un grupo de élite. Quizás como consecuencia,  hubo un menor grado de involucramiento personal con el material leído, ya que el acto de leer parecía ser motivado no sólo por el placer de la lectura, sino que también por el deseo de pertenecer al grupo de “lectores”  y asimilar las características asociadas con ese grupo.

Hubo varios momentos reveladores durante la investigación. Uno de los más notables para mí fue la identificación de La Situación como una influencia en las actitudes y comportamientos hacia la lectura. Al haber nacido y haber sido criada en La Situación, no fui consciente inmediatamente que “ésta” existía. Solo cuando estaba analizando mis trascripciones y releyendo (por enésima vez) una cita de un participante (al que llamaré Rami) me di cuenta de esto. Estaba emocionada y triste por la repentina revelación. A Rami le gusta leer, pero él describió el momento en el cual decidió no seguir leyendo:

En verdad, estaba enojado porque estaba llegando a un punto en el cual empecé a entender qué es El Líbano, la situación, todo el dilema y, entonces, me enojé y fue como: ‘¿qué sentido tiene leer libros que tienen muchos significados, mensajes e imágenes cuando la situación en la que vivimos no es saludable y podemos ocupar ese mismo tiempo en hacer otras cosas?’ No sé qué otras cosas pueden ser. Fue como una excusa, no lo sé.

 Los pensamientos de Rami ejemplifican cómo el contexto de El Líbano influye en los hábitos lectores de los adolescentes. Lo que él estaba leyendo, repentinamente, dejó de tener sentido, ya que él posicionaba la lectura en relación a su entorno y sometía su hobby a un escrutinio racional. Esto creó el ‘dilema’ o tensión entre lo que a él le gustaba hacer (leer) y lo que él sentía que su entorno lo obligaba a ser. Él, como muchos, sabía instintivamente que existen beneficios que conlleva la lectura, que pueden tener un impacto positivo en el mundo que lo rodea. Esto es lo que lo llevó a reconsiderar su decisión y a continuar leyendo. Durante las últimas etapas de mi doctorado, nuevas investigaciones, sobre las formas en las cuales la lectura de ficción puede mejorar la Teoría de la Mente, las relaciones cercanas y la empatía, comenzaron a surgir (Kidd y Castano 2013). Quizás Rami alguna vez sintió que leer era inútil, debido a La Situación, pero estas nuevas investigaciones proveen la evidencia científica que corrobora su instinto sobre los beneficios de leer. Leer ficción puede ayudarlo a buscar el sentido y hacer frente al mundo que lo rodea. Es una razón adicional para esforzarse por promover la lectura por placer y aportar con más pruebas sobre cómo la lectura puede cambiarnos y cambiar el mundo a nuestro alrededor.

Las editoras agradecen a Javiera García Seguel por la traducción al español.
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Al Amine, A., Abouchedid, K., Llabre, M., Hadi, F., Gharzeddine, M., Huri, M., & Maiky, C. (2008). The psychological conditions of children and youth in Lebanon after the July 2006 war. Beirut, Lebanon: Lebanese Association for Educational Studies and the Kuwait Society for the Advancement of Arab Children

Kidd, D., & Castano, E. (2013). Reading literary fiction improves theory of mind. Science, 1(October), 1–6. doi:10.1126/science.1239918

Smith, F. (1988). Joining the Literacy Club: Further Essays in Education. Portsmouth, NH: Heinemann.

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