Para esta entrada enlistamos la
ayuda de Cutzi L. M. Quezada quien es ahora parte de nuestro equipo. Cutzi es Mtra.
en Lenguas y Literaturas Europeas, Americanas y Postcoloniales (Literatura
comparada) por la Università Ca’Foscari di Venezia. Desde el 2015 desarrolla
una investigación sobre el libro álbum en la colección Los Especiales de A la
Orilla del Viento del FCE, en el programa de Doctorado en Letras Modernas de la
Universidad Iberoamericana. Actualmente forma parte del Programa Nacional Salas
de Lectura de la Secretaria de Cultura de México con la sala “Rayuela de
Letras”.
Desde
hace algunos años en México tanto instituciones gubernamentales como las ONGS han
mostrado especial interés en los hábitos de lectura de la población y durante
el 2015 se dieron a conocer los resultados de dos encuestas realizadas a nivel
nacional. La primera encuesta que apareció fue la realizada por la SEP y
CONACULTA, en zonas urbanas y rurales, a personas de 12 o más años. Incluye el
tema de la escritura así como algunos elementos de lectura digital y se conoce
como: Encuesta nacional de lectura y
escritura 2015-2018. La segunda fue realizada bajo el liderazgo de IBBY México
con el apoyo de instituciones editoriales y educativas y con soporte de Banamex.
Esta Primera encuesta nacional sobre
consumo de medios digitales y lectura se centró de manera especial en los
hábitos de consumo y uso de medios digitales entre personas de 12 a 29 años pero
solamente en zonas urbanas.
Entre
los objetivos generales de la encuesta realizada por las instituciones
gubernamentales, está conocer ‘las prácticas y hábitos de lectura y escritura
en México’ y conformar políticas públicas para el fomento de la lectura. [1]
En el caso de la encuesta de IBBY/Banamex, la búsqueda clave es ‘identificar
los hábitos de consumo y uso de medios digitales entre los jóvenes mexicanos’[2],
además de conocer el impacto que los medios digitales han tenido en la cultura
lectora, cómo cohabitan con los medios impresos y qué intereses y necesidades
satisfacen los jóvenes a través de la lectura en medios digitales e impresos.
Dada
la importancia de estas encuestas, nos dimos a la tarea de volver a ellas (ver
blog de14 enero 2016) y analizar algunos de los puntos relevantes de las
encuestas sobre los y las jóvenes de 12 a 15 años para cotejar estos resultados
con los datos arrojados en nuestra investigación sobre Transformaciones lectoras. A pesar de que el aspecto cuantitativo
no es comparable, los elementos cualitativos de nuestra investigación nos
permiten ahondar en algunos resultados. Las siguientes observaciones resultaron
de esta nueva mirada.
Podemos
considerar ambas encuestas nacionales mencionadas como complementarios, por lo
menos para el sector juvenil entre 12 y 29 años, sin embargo, en la encuesta IBBY/Banamex las personas entre 12 y
14 años representan el 19% de la muestra y en la de SEP/CONACULT la edad de 12
a 17 años es el 14.23%. El sector entre 12 y 15 por lo tanto se representa con
un porcentaje muy bajo si consideramos que es un sector crítico en cuanto a la
lectura.
Los
resultados de las encuestas sostienen que entre los 12-17 años se lee más que
en los siguientes años (a pesar de que, según IBBY/Banamex, los jóvenes no se
identifican como tales o no aspiran a ser lectores – algo que nosotros también
notamos en nuestro estudio). Además, de acuerdo con IBBY/Banamex el 61% de los
jóvenes entre 14-15 años lee por gusto y SEP/CONACULTA informa que en esa edad
se leen por gusto 4.2 libros al año frente a los 3.5 libros en promedio del
resto de la población. En nuestro estudio, encontramos también evidencia de que
lectores y lectoras se acercan a los textos literarios por gusto o por
entretenimiento (una motivación que por lo tanto no es exclusiva de los medios
digitales).
Por
otro lado, en esta fase inicia el declive e incluso el abandono del hábito de
la lectura. Además, en México la asistencia a la escuela disminuye
con la edad, en particular a partir de los 15 años, desciende del 90% a un 60%
aproximadamente[3].
Este
período por lo tanto representa una oportunidad final para los mediadores
institucionales de incidir y fortalecer la lectura y para aprovechar, y
mantener el ese gusto. Sin embargo, para hacerlo, es necesario que esos
mediadores, así como el público en general, reflexionen sobre lo que suele
entenderse como ‘lectura’ a principios del siglo 21.
Un aspecto de estas encuestas que sorprende es que,
dados los esfuerzos en cuanto a promoción y mediación que se dirigen a los
niños, ninguna incluye niños menores de 12 años. Reiteramos que hay una
necesidad urgente de incluir esta población en las encuestas para poder comenzar
a comprender los cambios actuales.
Otra
observación que queremos resaltar ha sido abordada de forma experta por Néstor
García Canclini, antropólogo reconocido que trabaja en México, quien con un
equipo de investigadores y con asesoría de expertos en el tema de la lectura,
publicó en 2015 un trabajo importante: Hacia
una antropología de los lectores. Este trabajo responde, en primera
instancia, a las encuestas alarmistas de SEP/CONACULTA 2006 y 2015[4]
que ponen énfasis en el número de libros impresos y leídos, utilizando
instrumentos a los García Canclini llama ‘encuestas librocéntricas’. El interés
de este antropólogo se vierte en dos ideas claves: el intercambio y la organización
social de los lectores, es decir, ‘cómo leen lectores de distintas sociedades,
edades y formaciones –en diferentes soportes: papel o digital- y cómo
interactúan entre ellos en la escuela en el trabajo o en la comunicación
cotidiana. Cómo se organizan distintos lectores […] para conocer y comunicarse
las novedades editoriales, de los sitios de Internet o las redes sociales.’
(XIII)
Esto
se alinea con las ‘comunidades de diálogo’ o ‘pláticas literarias’ en nuestro
proyecto que permitieron la socialización de lo leído en los grupos de lectura,
mediante acciones en las que el mediador es un agente interesado y responsable
de la conducción respetuosa y estimulante de la interacción. En Transformaciones aplicamos nuestro
interés en grupos específicos de lectores en la etapa secundaria (en una
escuela urbana y otra semi-rural) para saber de ellos, de manera clara y
directa, procurando hacerles reflexionar sobre sus experiencias lectoras y así notar
las muchas cosas que leen todos los días, desacralizando el acto lector y
ubicándolo en la cotidianeidad, más allá de los textos impresos. Este
descubrimiento abrió su mirada y quitó el estigma juvenil de ser lector o
lectora de acuerdo a percepciones más tradicionales. Saber leer hoy en día,
como comenta García Canclini, ‘es entender cómo podemos manejar y jerarquizar
contenidos heterogéneos en la exuberante información contemporánea. Filtrar,
discriminar y elegir.’ (20).
Finalmente,
otro problema es en que las encuestas y otros estudios, los cambios en la
lectura que han surgido con la era digital se suelen generalizar y aplicar a toda
la población. Sin embargo, en nuestra investigación, nos dimos cuenta de que el
uso de Internet, de computadoras, tabletas electrónicas o teléfonos
inteligentes no está tan generalizado como se cree: pocos jóvenes eran dueños
de alguno de estos aparatos y sólo algunos tenían Internet en casa. Observamos
que su relación con la lectura sigue siendo mediante la letra impresa,
llevándonos a especular que estos jóvenes de 14 y 15 años son todavía parte de una
‘generación de transición’: conocen el mundo digital y se conectan cuando
pueden pero todavía no es una parte integral de su vida diario ni de sus
experiencias lectoras. En las encuestas se señala que 8 de cada 10 personas
jóvenes (IBBY/Banamex) o el 77.8% de la población en general (SEP/CONACULTA)
disponen de Internet en sus casas, pero esto no refleja lo que nosotros
encontramos, quizá porque las encuestas nacionales se centraron sobre todo en
áreas urbanas. Incluso el estudio de García Canclini se limitó a la Ciudad de
México y por lo tanto, a una población muy distinta al resto del país (basta
con señalar que en la Ciudad de México hay 470 librerías y aunque es poco
respecto a la población total citadina, siguen siendo mucho más que en
provincia).
En
un país como México donde existen tantas ‘realidades’ distintas, con tan alto
grado de pobreza y desigualdad económica
hay que tener precaución al generalizar sobre los cambios en la lectura y es
indispensable complementar los estudios cuantitativos con estudios cualitativos,
con grupos específicos de lectores, comenzando desde la infancia y en diversas
zonas geográficas del país.
Cutzi L.M. Quezada, Laura Guerrero y Evelyn Arizpe
BIBLIOGRAFÍA
Encuesta
nacional de lectura y escritura 2015-2018. México: SEP/CONACULTA, 2015. PDF.
24 Feb. 2016. <https://observatorio.librosmexico.mx/encuesta.html>
García Canclini,
Néstor et. al. Hacia una antropología de los lectores. Madrid, México:
Fundación Telefónica, UAM, 2015.
Presentación
de la Encuesta nacional de lectura y escritura 2015-2018. México:
SEP/CONACULTA, 2015. PDF. 24 Feb. 2016. <https://observatorio.librosmexico.mx/encuesta.html>
Primera
encuesta nacional sobre consumo de medios digitales y lectura. México:
IBBY/Banamex, 2015. Web. 24 Feb. 2016.
http://www.ibbymexico.org.mx/images/ENCUESTA_DIGITAL_LECTURA.pdf