De
parte de Evelyn:
Esta
entrada está dedicada a los jóvenes que participaron en los talleres de lectura
durante el proyecto de investigación en México –algunos de ellos también
lectores de este blog. La mayoría terminan ahora su etapa de educación
secundaria y pasan a la escuela preparatoria. Algunos nos dijeron que quieren
seguir sus estudios en la universidad y ya se estaban informando sobre las distintas
posibilidades; incluso una joven dejaba su pueblo para hacer la ‘prepa’ en la
Ciudad de México y así poder aplicar a la UNAM (Universidad Nacional Autónoma
de México). Por medio de esta entrada, queremos agradecerles a todos de nuevo
por participar en las lecturas y las actividades y por compartir con nosotros
un poco de su vida lectora. Siempre estuvimos conscientes de que, a pesar de
que la lectura es fundamentalmente una práctica social, el acto de leer es un
acto íntimo y por medio de nuestras preguntas infringimos un poco esa
intimidad. Sin embargo, nuestra intención fue hacerlo con respeto y aprecio y
nos conmueve el que hayan compartido tanto lagrimas como risas (¡y uno que otro
chiste colorado!) con nosotros. Aprendimos mucho sobre lo que buscan en una
lectura, sobre lo que esperan de un relato, sobre su forma de relacionarse con
los personajes, sobre la manera en que interpretan imágenes y palabras, sobre lo
que significa para ellos el uso de las nuevas tecnologías digitales para la
lectura y también sobre sus tristezas, miedos, ansiedades, logros y sueños.
Aprovechamos,
entonces, esta entrada para desearles lo mejor para su futuro.
Esperamos
que este taller les haya servido de algo. Nos animan las palabras de los
estudiantes en su evaluación al final del proyecto:
Maribel: Lo que más me gustó del taller pues fueron todas
esas pláticas que tuvimos… era muy divertido venir a hablar de cosas que no
puedo hablar con todos mis compañeros, porque pues nos tachan de loca…
Mario: Es que no es común hablar de la lectura con los
compañeros.
Natalia: … te sentiste como con la confianza de hablar
con todos y todos pues compartían lo que sentían y cuando tú sentías algo
diferente que los demás pues te ponías a reflexionar...
También
contagiaron a otros compañeros con su entusiasmo:
Edgardo: … tenemos un compañero que se llama Carlos, y
nos lo pidió ese libro prestado porque también a él le interesó. El no lee para
nada, no lee para nada y con ese libro empezó a leer. Empezó la
lectura y le gustó mucho ese libro.
Pero
los jóvenes participantes no solamente son lectores: algunos también nos compartieron
que escriben poemas, cuentos y hasta novelas. Uno de los jóvenes nos habló
sobre la poesía que escribe y como ésta
lo llevo a entender mejor a los demás y a sí mismo también:
Yo un día hice un poema,
estaba muy triste ese día. Un compañero del salón agarro mi libreta y se puso a
leerlo. Dijo que él sentía casi lo mismo que plasmé en ese poema y en ese
momento pensé, ‘lo que yo siento, otras personas lo sienten’, pero a veces nos
cuesta trabajo expresar lo que sentimos.
Esta
es una importante motivación para seguir escribiendo y esperamos que tanto él
como los demás continúen con estas actividades creativas, ¡quizá algún día nos
encontremos en otro taller, con otros jóvenes, leyendo sus obras publicadas! Pensando
en estas y otras palabras compartidas, Laura y yo recordamos las cartas
escritas ‘a un joven poeta’ por el escritor alemán, Rainer María Rilke, y
queremos dejarlos con algunas palabras inspiradas por este gran poeta.
De parte de Laura:
Cuando somos jóvenes escuchamos muchos
consejos y recomendaciones, es la época en la que personas adultas que están a
nuestro alrededor, sobre todo familiares y profesores, desean compartirnos sus
experiencias y que aprendamos de sus errores. Un objetivo que no siempre se
cumple, pero los buenos deseos permanecen, las palabras están ahí para
representar el interés o el afecto de los demás. A veces, cuando enfrentamos un
problema, uno recuerda lo que nos decía la abuela, la madre o una buena
subdirectora. A veces, esas palabras llegan hasta nuestro corazón para cambiar
nuestra manera de ver el mundo o detienen nuestros pasos y nos hacen pensar en
nosotros mismos y lo que realmente queremos para nuestra existencia. A veces,
esas palabras se guardan con afecto y volvemos a ellas para compartirlas con
los demás.
Así, cuando nosotras éramos jóvenes,
leímos unas cartas que nos conmovieron e iluminaron, Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke, mismas que ahora nos
inspiran para hablarles a ustedes, lectores vitales de historias, pensamientos,
noticias y poemas; espíritus inquietos que pueblan el mundo de esfuerzo y
trabajo, de sueños y fiestas, de amigos y soledades. A ustedes, que transitan
por las calles desentrañando los signos que los demás transmiten, jóvenes que
nos acompañaron en tardes calurosas o mañanas tibias, quienes miraban los
libros con ojos de asombro, inquietud y anhelo, a quienes hubiéramos querido
conocer más y mejor, a quienes escuchamos, con quienes hablamos, a quienes
recordaremos con afecto.
La lectura queridos y queridas jóvenes no
es un hábito o un placer sencillo, ya lo saben, nos pide complicidad, debemos
penetrarnos del ambiente, escuchar las voces y atender al narrador para vivir
en los zapatos del otro las batallas, el amor, la duda o la traición que
destilan las novelas de aventuras, lugar del refugio de lo que nos rodea,
donde nuestros corazones laten de manera presurosa, llenos de anhelo o
angustia. Habrá algunos que quieran detener nuestra lectura, que no comprendan
el peligro que corremos junto con los protagonistas, ellos quizá tenderán lazos
de distracción o de enojo y tendremos que esperar, el mundo del relato se suspenderá
hasta la siguiente etapa de soledad compartida solo con el texto, en ese
momento volverán los recuerdos de lo leído y seguiremos esas vidas paralelas
que, sin embargo, enriquecen la nuestra.
El gusto por la lectura es algo que se contagia pero no es algo que se
imponga, y es muy divertido encontrar a otra persona que comparte nuestro deleite
o que ha leído los mismos libros. No decaigan, cuando no tengan con quien
hablar de sus textos, pueden contar con sus palabras esa historia, revivirla
para el otro, dejar que la chispa encendida de la alegría se traslade a otro
corazón.
Los libros están ahí, hay muchos lugares para ellos, no se detengan,
hay librerías virtuales, libros de segunda mano, bibliotecas a las que vale la
pena viajar para conocer, hay libros en casa del vecino o de un familiar, en la
nueva escuela a la que algunos irán, en la calle, en las librerías. Hay libros
para todos los gustos, y hay libros que aguardan ser escritos, poemas que
quieren nacer para expresar sus ideas, sentimientos o deseos, hay relatos que
los proyectan o sueños que pueden escribir.
Así como los jóvenes
participantes seguirán su camino, este blog seguirá el suyo, por lo menos hasta
fines de 2015. Nos anima el número de visitas que el blog ha tenido (entre los
dos sitios, español e inglés, casi 4000, con lectores desde Uruguay y Canadá, hasta
Ucrania y Australia). Hablaremos más sobre el análisis y los resultados de la
investigación y vamos a incluir a varios invitados que nos han prometido
entradas sobre las prácticas de jóvenes lectores en Canadá y Líbano y sobre la
respuesta de adolescentes mexicanos ante una lectura sobre migración, entre
otros temas.
Por lo pronto, les deseamos
a nuestros lectores un buen verano y nos tomamos unas merecidas vacaciones
hasta fines de agosto cuando aparecerá la siguiente entrada.
Evelyn y Laura