sábado, 19 de diciembre de 2015

La lectura de imágenes sobrenaturales y la reflexión política de los jóvenes


 
Imagen de Justicia Divina por Francisco Haghenbeck, Universidad Iberoamericana, 2013
 
Esta entrada es la contribución de Carolina González, estudiante del doctorado en la Universidad Iberoamericana (Ciudad de México). Trabaja sobre la novela gráfica y participó como asistente de investigación en el proyecto Transformaciones lectoras. Este semestre hizo una estancia en la Universidad de Glasgow y recientemente realizó una presentación sobre política y memoria histórica en la novela gráfica durante el Comics Forum del Leeds' Comic Art Festival 2015 en Inglaterra.


Los estudiantes que participaron en el proyecto Transformaciones Lectoras tuvieron la oportunidad de leer la novela gráfica  Justicia divina de Francisco Haghenbeck (Universidad Iberoamericana, 2013) que narra la historia de un joven que investiga y resuelve   ̶ a la manera de John Constantine, protagonista del cómic Hellblazer  ̶  los problemas generados por personajes sobrenaturales, tales como fantasmas y vampiros, en distintas partes de México (ver entrada del 13 de octubre 2014). En esta entrada, nos referimos a la forma en que la lectura de esta obra despertó en los jóvenes lectores reflexiones acerca de tanto la lectura de las imágenes como de la realidad política en México.

Desde el momento en que se les presentó el libro,  éste  despertó su interés por medio de las imágenes. “Llama la atención por la ilustración que contiene, como que nos atraía leerlo, como que nos dice: ven, léeme […] de qué trato o algo así por el estilo” –comentó  uno de los participantes. Sus primeras impresiones entorno a Justicia divina se enfocaron en el carácter enigmático y misterioso de las imágenes y, debido a su creciente curiosidad, los jóvenes lectores comenzaron a especular sobre su posible significado y a lanzar hipótesis sobre su relación con la historia:

Josué: Es como de, como de suspenso y esas cosas[…] porque trae un detective, no sé, su mirada es como, como que busca algo ¿no?

Raúl: Justicia puede ser...

Luisa: Se ve así como de fantasmas ¿no?

Ricardo: A lo mejor son como personas que no descansan en paz ¿no?, algo así.

Conforme avanzamos en el libro, notamos algunas de las formas en que los lectores cambiaron su aproximación a la obra. A pesar de que algunos leían historietas, ninguno había tenido acceso a una novela gráfica como ésta, donde la imagen adquiere un papel primordial. Habituados a libros donde predomina la palabra escrita, los estudiantes desarrollaron una estrategia de lectura diferente en la que tuvieron que examinar las cualidades de sentido tanto de la palabra como de la imagen.

Del mismo modo, la lectura de Justicia divina transformó la idea que anteriormente tenían sobre el cómic, tal como mencionó otro de los participantes:

Yo historietas casi no leía, pero considero que este libro cambió toda mi idea, mi forma de ver las historietas, y pues sí me gustó muchísimo. Más que nada me llamó la atención el lenguaje en el que hablaba y todo lo que explicaban, porque de una manera graciosa logran que el lector entienda muchas cosas.

Los estudiantes realizaron un tipo de lectura en el que no se limitaron a examinar de manera aislada las palabras de las imágenes sino que comprendieron el particular uso del lenguaje en la novela gráfica. Percibieron la sinergia entre la imagen visual y la palabra escrita y lograron establecer las conexiones de sentido que éstas generan. A medida en que se adentraron en la lectura de la obra, se dejaron envolver en la atmósfera misteriosa pero ágil de la narrativa detectivesca. Tal como expresó uno de los participantes: “Es que está muy interesante y  me quedé picado pues”.

Es importante destacar que, desde el principio, los jóvenes se enfocaron en las cualidades connotativas de las imágenes tratando de indagar en el posible significado de las mismas. Incluso desde el primer acercamiento, los estudiantes fueron más allá de una lectura literal y descriptiva sino que establecieron conexiones con otros referentes cinematográficos, literarios y sobre todo, culturales, por ejemplo: “Es que a mí me recuerda mucho una película que vi, Ángeles y Demonios creo que se llama. Este anda buscando en las casas que han muerto, de Chupacabras y todo eso, como era antes México, y todo eso pues” O bien: “A mí me recuerda una película que se llama me parece: El Aprendiz de Brujo […] Un libro que se llama Círculo de Sangre.”

La relación que los jóvenes establecieron con otro tipo de obras les permitió colocar a Justicia divina en un contexto cultural pero más notable aún  fue el ejercicio de interpretación que realizaron pues establecieron una conexión con su entorno cotidiano y la realidad política de México. Uno de los comentarios de los participantes resulta particularmente revelador al respecto: “Es más fantasía que realidad. La realidad se mete en la fantasía. En Justicia Divina la fantasía se mete en la realidad”. Aunque esta novela gráfica podría ser descrita, en un primer nivel, como una narración de terror, a través de la ironía, realiza una crítica sobre la realidad política del México contemporáneo. Es interesante destacar que esta noción fue puesta en evidencia por los estudiantes quienes fueron capaces de notar las sutilezas del lenguaje y entender situaciones satíricas cargadas de humor negro en las que se revela el complejo contexto político mexicano.

Al notar que los personajes que convencionalmente son dispuestos para causar temor, tal como los fantasmas, pero que en esta obra provocan gracia, los lectores reaccionaron ante el miedo de manera particular y lo relacionaron con su realidad social:

Andrea: Al principio crees que los monstruos como La Llorona y ésos, pues van a dar más miedo y en vez de miedo dan risa.

Fernanda: Son distintas cosas que ahora nos preocupan, ya no nos preocupa si encontramos a la Llorona, ah, pues la saludamos ¿no?, pero si encontramos a personas malas, eso ya es feo. 

A través de la lectura de Justicia divina, los lectores también establecieron un vínculo entre las particularidades del miedo y su entorno cotidiano, como dijo Ernesto:

Porque ahora la gente tiene nuevos miedos, ahora tiene nuevos miedos.  Ya no le teme a los fantasmas, al Coco, a la Llorona. Le tiene más miedo a los asaltos, al narcotráfico, a la policía […]  por la corrupción que hay en el país, por eso le tienen tanto miedo. Tienen sus propios miedos aparte de los que antes tenían, ahora ya no, los miedos de sustos y eso ya no se están llamando más la atención.

Si bien el autor hace uso de diversos elementos que forman parte de la literatura de terror, tales como la presencia de lo misterioso, lo sobrenatural y lo detectivesco, éstos son redefinidos al ser ubicados en un contexto verosímil y actual a partir de un mecanismo ficcional en la que las nuevas pesadillas se fincan sobre las anteriores pero dotadas de un carácter realista que las hace aún más sobrecogedoras. Esta estrategia narrativa fue distinguida por los lectores quienes revelaron su conciencia política y el nivel de conocimiento que poseen sobre las condiciones sociales de su país pero a través del humor: “La parte que más me hizo reír de este libro fue, cuando El Coco ataca a unos de la mafia”.

Cuando se indagó  un poco más sobre el miedo y se les preguntó qué  tenían que hacer los fantasmas para realmente espantar hoy en día, contestaron lo siguiente:

Claudia: Muchas cosas… No sabría decir como qué cosas, porque pues ahora sí que ya dan más miedo las cosas que están pasando en el país...

Sandra: Volverse fantasmas narcotraficantes.

Luisa: Eso sería bueno, ¡ver a La Llorona de narcotraficante!

 Aunque Haghenbeck recurre a descripciones de la vida, la geografía y los habitantes de México, y en especial de la Ciudad de México, para insertar toda clase de apariciones, el autor ofrece una visión clara de su presente que los jóvenes fueron capaces de notar e incluso satirizar.   

El carácter sobrenatural de los acontecimientos narrados a lo largo de Justicia divina permitió introducir a los lectores en un juego en el que se trastocaron los límites entre la realidad y la ficción pero en el cual, encontraron un espacio para cambiar sus expectativas sobre la lectura de la novela gráfica y expresarse como sujetos conscientes de su realidad política y social. A pesar de lo sobrecogedora que pueda resultar la realidad representada en esta obra, coincidieron: “está padre porque es el ambiente en que vivimos”.

 [Regresamos en el 2016. ¡Les deseamos felices fiestas a todos nuestros lectores!]