sábado, 14 de marzo de 2015

Algunas observaciones sobre las listas de lecturas antes y después del cambio de siglo



Los jóvenes que participaron en nuestra encuesta tenían entre 12 y 15 años, es decir que son hijos e hijas del nuevo siglo, del nuevo milenio. A la par que ellos, ha crecido la producción de libros para niños y jóvenes lo cual, junto con los programas educativos  de promoción a la lectura durante estos años, ha asegurado que esta generación de mexicanos es la que más libros ha tenido a su alcance. Resulta irónico que también es la generación que ha tenido más acceso a actividades electrónicas que probablemente los distraen de la lectura (aunque apenas estamos vislumbrando lo que estas actividades pueden significar para las prácticas lectoras de estos jóvenes) sin embargo, esto no significa que hayan dejado de leer. 

En este blog haremos algunos comentarios sobre la lista de lecturas que nos proporcionaron y también sobre las semejanzas y diferencias entre 1992 y 2014 en cuanto a la oferta para jóvenes y a las preferencias lectoras. A pesar de que algunas preguntas en la encuesta de 2014 cambiaron por una serie de razones prácticas, creemos que las listas nos permiten hacer algunas observaciones sobre los cambios en los últimos veinticinco años, cambios que nos llevan de una época en dónde Harry Potter era un absoluto desconocido (inclusive, quizá, para su creadora) a una época en la cual es un personaje reconocido por millones de lectores. Un título alternativo para este blog podría ser, entonces:  “Lectura en México pre- y post- Harry Potter”.

En el cuestionario que aplicamos en septiembre de 2014 a 209 alumnos de 2º y 3º  de secundaria les pedimos que escribieran los nombres de los libros que recordaban haber leído cuando “eran muy pequeños”; “en la primaria” y “en los últimos dos meses”. El resultado fue una lista total de aproximadamente 350 títulos distintos. Mencionaron tanto cuentos individuales como libros y no sabemos si los terminaron, pero a pesar de ello y de algunas incongruencias (¿Cincuenta sombras de Grey cuando eran “muy pequeños”?), la lista de los títulos es reveladora en muchos sentidos.
En esta lista total, llama la atención su gran variedad: a pesar de que algunos se repiten estos son menos que los que aparecen una sola vez. Los más mencionados fueron “Los tres cerditos y el lobo” (70), “La caperucita roja” (57) y El Principito de Saint-Exupéry (44). Los demás pertenecen a varios géneros literarios: fábula, cuento de hadas, cuento tradicional (mitos y leyendas), libros informativos  libros álbum, novela gráfica, cómic, literatura infantil y juvenil clásica y contemporánea, y libros “para adultos”, tanto “clásicos”  como contemporáneos. 

Si nos concentramos sólo en la lista de 130 títulos que los adolescentes dijeron haber leído en los dos meses anteriores al cuestionario (es decir, durante el verano de 2014), notamos que continúan mencionando una variedad de géneros: libros informativos (sobre todo históricos), libros de “auto-ayuda”, tiras cómicas, cuentos y leyendas tradicionales. Sin embargo, predominan los libros que podemos clasificar como “literatura infantil o juvenil” junto a “clásicos” de la literatura y  “best-sellers” para adultos. Entre las “lecturas clásicas” hay libros que seguramente les fueron exigidos en la escuela pero también hay señales de un creciente interés general por la novela y la poesía. 

En el cuestionario de 1992 (92 alumnos), descartando las lecturas obligatorias para la escuela, se señalaban también libros informativos y de auto-ayuda pero sobresalían las novelas  con temas de “realismo social” (sexo, drogas, abuso, relaciones) y con protagonistas jóvenes como Nacida inocente, Pregúntale a AliciaSara T. -- Diario de una adolescente alcohólica. También resaltaban libros que podemos denominar libros con temas de desarrollo humano o “espirituales”, tales como Juan Salvador Gaviota  o La búsqueda. (Cabe anotar que este cuestionario se realizó algunos años antes de la aparición de los “best-sellers” de Carlos Cuauhtémoc Sánchez,  los cuales predominaron en una encuesta similar realizada unos años después, con una población similar, en 1996.) Entre los libros “clásicos” de literatura infantil y juvenil aparecieron sólo dos títulos: Mujercitas y Tom Sawyer.

Hagamos un “fast-forward” hasta 2014, y encontramos que los libros más populares (con cinco o más menciones) son: Bajo la misma estrella  (29 menciones), La vuelta al mundo en ochenta días (12), Los juegos del hambre (11), Harry Potter  (7), Cincuenta sombras de Grey (6), Crepúsculo (6), El niño con el pijama de rayas (5), En llamas (5), Ghostgirl (5) y Tres metros sobre el cielo (5). De inmediato notamos varias tendencias, primero, sobresale el número de lectores de la novela de John Green; segundo, de entre estos primeros diez títulos, seis pertenecen a la oferta “para jóvenes”, mientras que El niño con el pijama puedo considerarse como título “cross-over” (es decir, que cruza la frontera entre los jóvenes y los adultos). Ocho de estos libros fueron hechos película (Cincuenta sombras aún no se había estrenado). Entre el resto de los títulos hay muchos que corresponden a la oferta de  literatura infantil o juvenil, tales como Divergente, El diario de Greg, Momo, Percy Jackson, entre otros. La mayoría son traducciones pero aparece uno que otro escrito por autores mexicanos:  La panza del Tepozteco de José Agustín y Siete cadáveres decapitados de Antonio Malpica. Finalmente, cabe mencionar que en la lista de 2014 aparecen novelas gráficas.

Algunas lecturas parecen haber sobrevivido la transición al nuevo siglo (¿quizá se deba, en alguna medida, a las recomendaciones hechas por padres a hijos?). Entre los libros que aparecen en 1992 y que vuelven a aparecer en 2014, encontramos El diario de Ana FrankPregúntale a Alicia,  Alicia en el país de las maravillas, Tom Sawyer, Juan Salvador Gaviota y El principito. Aparecen también varios títulos de Cuauhtémoc Sánchez (Un grito desesperado, Juventud en éxtasis y Los ojos de mi princesa).


Por lo que sugieren los resultados del cuestionario en este primer análisis, podemos concluir que los jóvenes sí leen y que, “post- Harry Potter”, leen más libros y dentro de una mayor variedad de géneros. Los resultados también sugieren que ha ido en aumento la lectura de la “literatura juvenil” y que a pesar de, o quizá como resultado de las películas, del internet y los medios sociales, los jóvenes siguen buscando tanto placer como respuestas en los libros.